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Para estructurar esta breve radiografía de los efectos de la crisis humanitaria siria en el Líbano, es necesario analizar, primero, la respuesta político-institucional de las élites libanesas. Seguidamente, abordar el cambio de paradigma que supuso la entrada en vigor, a principios de 2015, de una serie de medidas restrictivas respecto al paso fronterizo y acogida de los refugiados sirios.

La actual crisis de refugiados se inserta en el contexto de los nuevos conflictos asimétricos que vienen caracterizando la posguerra fría y de sus consecuencias. Analizar la crisis de refugiados requiere realizar un seguimiento de los conflictos armados que tienen lugar en los principales países de origen.

Casi setenta años después de la Nakba, la catástrofe, como es conocido el inicio de la guerra árabe-israelí de 1948, más de 5.5 millones de refugiados de Palestina, siguen viviendo en condiciones de apátridas en muchos países de la región, y en total dos tercios de los más de 10 millones de palestinos, son refugiados sin posibilidad de volver ahí donde nacieron, ellos, sus padres o sus abuelos.

Afganistán es un antiguo conflicto no resuelto. Se enfrentó al orden colonial del siglo XIX hasta obtener la independencia británica en 1919.

En el momento en que se acaba de firmar el acuerdo entre la EU y Turquía sobre los refugiados sirios y cuando ya estamos tan tristemente acostumbrados a las imágenenes terribles procedentes de las fronteras griegas de llegar casi a pensar que estamos delante de una situación de emergencia humanitaria permanente y en cierta medida inexorable, vale hacer un paso atrás y aplicar a la lectura de la