“Han sido abandonados por el mundo, el mundo entero es testigo de cómo la ciudad es destruida, pero nadie hace nada para detenerlo”, denuncia Carlos Francisco, coordinador general de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el norte de Siria. “Ese es el sentimiento compartido por los 35 médicos que quedan en el este de Alepo”.
Carlos Francisco coordina los programas de MSF en Siria desde enero de 2015. Ha sido testigo de cómo la guerra se ha deteriorado y ha alcanzado niveles de destrucción en una escala inédita, particularmente en las tres últimas semanas, en el este de Alepo. Desde que el alto el fuego se rompiera en septiembre, la intensidad de la campaña de bombardeos aéreos llevada a cabo por las fuerzas sirias y rusas amenaza con destruir la parte asediada de la ciudad.